La turquesa o el huevo del mirlo como es llamada por su parecido de colores, es una piedra semi preciosa azul verdosa, su color azul es atribuido al cobre, mientras que el verde puede ser el resultado de impurezas de hierro o la deshidratación.
Esta piedra una de las más antigua conocidas y ha sido llevada por faraones y reyes aztecas. La palabra turquesa es de derivada del francés “pierre turquoise”, cuyo significado es piedra turca. Se piensa que esto surge de una confusión, ya que en Turquía no hay turquesas, pero los primeros comerciantes que introdujeron el mineral como gemas en Europa eran Turcos, si bien provenía realmente de Irán por eso la gema fue asociada con ese país. Presenta una dureza de 5 a 6 en las escala de mohs.
La roca madre en la cual se encuentra la turquesa algunas veces puede ser vista con manchas irregulares o como una red de vetas marrones o negras que surcan la piedra. Estas vetas pueden aumentar el valor de la piedra, o disminuirlo, ya que las turquesas con vetas son muy apreciadas en el sudeste de los Estados Unidos, pero no en Asia, ya que se prefiere la pureza y las piedras sin vetas. Debido a su naturaleza porosa, el color de la turquesa puede mejorarse gracias a la impregnación y a la calefacción con la tinta de otros materiales. Hoy en día la mayor parte de las turquesas del mercado han sido tratadas por uno o varios de estos procedimientos. Los principales yacimientos se encuentran es Iran, Estados Unidos, China, Mexico.
A la piedra turquesa se le atribuyen poderes sanadores que entregan salud al cuerpo. Es considerada una piedra protectora y ha sido usada para hacer amuletos desde tiempos inmemoriales. Muchas tribus de pueblos originarios americanos las consideraban sagradas, los Navajos usaban el polvo para crear pinturas en la arena que atrajese la lluvia a la tierra reseca. Algunos nativos de Estados Unidos y Mexico la colocaban en las tumbas con el fin de proteger a los muertos. Los pueblos indios las colocaban debajo del suelo donde iban a construir su casa, como ofrenda a los dioses. Otros pueblos de indios americanos las usaban en los arcos para asegurarse tiros certeros. Los Aztecas la llamaban “Piedra de los dioses” y la usaban como amuleto contra el mal, así como en máscaras y cuchillos ceremoniales. En el antiguo Egipto se veneraba como piedra de la diosa Hator, considerándose como un regalo que la misma diosa. Los árabes la llamaban “piedra de la suerte” y los turcos “talismán del jinete”. Se dice que Cristobal Colón y Vasco de Gama siempre llevaban una pieza de Turquesa en sus viajes. En la actualidad se adornan a los elefantes en la India con Turquesas con el fin de protegerlos.
Beneficios de la piedra turquesa
Estimula la sabiduría, el ingenio y la agudeza mental. Es muy útil para los estudiantes. Actúa sobre la comunicación y la facilidad de palabra. Reconocido amuleto para viajeros. Indicada para prevenir el mal de ojo los hechizos y la magia. Atrae de prosperidad y suerte en asuntos de trabajo y económicos. Es eficaz en la meditación e induce al individuo a avanzar espiritualmente. Absorbe la energía negativa. Es recomendable para los que sufren de dolores de cabeza, migrañas, cefaleas, así como dolores musculares. Ayuda a detener el crecimiento irregular de las células. Afinidad con los signos de Sagitario, Libra, Acuario y Picis.
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